Los dos
edificios, de extensión totalmente diferente, en el plano horizontal las
viviendas de Runcorn y en el vertical la Nagakin Tower, tienen en común la
utilización de módulos prefabricados. La Nagakin Capsule Tower es la única
estructura existente representante del movimiento metabolista japonés y en su
época fue un referente de la arquitectura High-Tech, en cuyo marco se
desarrolló el proyecto de viviendas en Runcorn. El Metabolismo hacía una
analogía biológica, que ponía en crisis la promesa mecanicista que planteaba la
arquitectura moderna ortodoxa propugnada por Le Corbusier y la arquitectura
High Tech implicó una revitalización del Movimiento Moderno, un desarrollo natural de
las ideas precedentes pero apoyado en la innovación
y la tecnología.
Nagakin
Capsule Tower
Es una de las
pocas obras que llevaron a la realidad los conceptos de los metabolistas
japoneses, grupo de arquitectos encabezados por Kenzo Tange e influidos por las
ideas y dibujos de Archigram. El edificio, situado en el barrio de Ginza (Tokio),
es una torre de cápsulas
de uso mixto, residencial y de oficinas, que fue
diseñado en 1971 por el arquitecto japonés Kisho Kurokawa, discípulo
avanzado de Tange. El Metabolismo, como una analogía biológica, era una manera
de adaptar la arquitectura moderna a una nueva visión de la ciudad como un ser
vivo, cambiante y variable a lo largo del tiempo. Plantearon la necesidad de un
control del ser humano sobre su propio hábitat, que mediante adiciones o
sustituciones debería adaptarse a los deseos o circunstancias requeridas a lo
largo del tiempo; insistieron en la importancia del movimiento como uno de los
principales motores del diseño, aspirando a crear un espacio con estructuras
vivas y modificables que permitiera funciones cambiantes. Nagakin Capsule Tower
nace del concepto de la movilidad de las personas, que en Japón llega al 20 %
cada año. Kurokawa defiende la idea de la impermanencia, en la que edificios y ciudades son estructuras temporales, que deben parecer
tan naturales como sea posible puesto que sólo están allí de forma temporal.
El edificio se
generó a partir de unidades o cápsulas con armazón metálico, ligero y
recubierto con paneles de acero galvanizado, acabados con pintura anticorrosiva
y asbesto que garantizaba su protección al fuego, pero del que posteriormente
se rebeló su peligrosidad. Las cápsulas, expresión de un proceso de
prefabricación e industrialización, fueron vistas como la garantía no sólo de
una reducción de costes y tiempo, sino también como elementos capaces de
cambiar los sistemas constructivos, generando una combinatoria de partes que
llevaban intrínsecamente asociadas los conceptos de flexibilidad, variabilidad
y sustitución de componentes. Las cápsulas se oponían a la uniformidad y pretendían
ser polivalentes e individuales.

Otro
inconveniente es que el eje central de la torre o suelo artificial, carece de áreas
comunes para los usuarios. Se consideró como un núcleo cerrado de circulación,
en el cual no se permitía el acceso a personas con movilidad reducida, a pesar
de que existen desniveles para acceder a cada una de las cápsulas. Formalmente
el edificio muestra gran plasticidad y atractivo, un equilibrio logrado por la
colocación radial y escalonada de las cápsulas, consiguiendo variadas
orientaciones y buena ventilación del conjunto.
Su mayor
problema es el estado de conservación, ya que el edificio ha sobrepasado la
vida útil para la que fue concebido. En la actualidad, para convertir la Nagakin
Capsule Tower en un edificio funcional de acuerdo a la demanda de los usuarios
tendría que producirse un cambio de cápsulas por otras en las que se pudieran
realizar múltiples actividades familiares. Con un buen estudio se podría
mantener la misma concepción de cápsulas, tal como fueron diseñadas en
principio, sin embargo, en la actualidad prima el interés económico. Surgen
diversas cuestiones: ¿Por qué tenemos que conservar un edificio? ¿Cuáles son
las dificultades de preservación? ¿La demolición es una tragedia o un fenómeno
natural para la arquitectura moderna?
Viviendas en Runcorn

La obra surge
de la modificación del proyecto previo, cuando se le exigió cambiar la
tipología de apartamentos a viviendas unifamiliares con jardín. En esta segunda
fase, el resultado fue una extensa construcción de 250 viviendas, con jardín
delantero y alturas entre dos o tres plantas, con apariencia totalmente
prefabricada, dispuestas en torno a unas plazas interiores ajardinadas conformadas por un sistema cuadriculado de
viarios, que en ocasiones incluyen parques infantiles.
En una tercera fase, en cambio, las viviendas constan de terraza y los patios
pasan a ser jardines comunitarios mucho más recluidos. Las viviendas están
construidas con paneles de poliestireno reforzado con vidrio, dispuesto en
franjas verticales, creando un contraste cromático. Las fachadas traseras de
plástico corrugado están interrumpidas por las instalaciones que ascienden o
cruzan las hileras de las casas. En la tercera fase se usó estructuras metálicas
de sostén al espacio entre las terrazas contiguas para soportar las
instalaciones, las cuales pasan a un segundo plano ubicándose en las cubiertas.
Los bloques de pisos se conectan entre sí por una red de pasarelas
elevadas siguiendo la idea de "calles en el cielo", mediante las cuales se
separa el acceso peatonal de las vías de acceso vehicular, ubicadas al frente
de los bloques en el nivel del suelo. Estos
bloques de hormigón prefabricado con paneles de colores fueron
formados por tres tipos de viviendas: a nivel de planta baja y primera, viviendas
dúplex de 3-5 dormitorios con ocupación para 5-6 personas; en el segundo y
tercer nivel, viviendas más pequeñas, para 4-5 personas, también dúplex,
situadas en las cubiertas de acceso de peatones elevados, y en la planta
cuarta, a la que se accede por núcleo de escalera, se desarrollan áticos
en una sola planta. Los frentes de los bloques incluyen
estacionamientos de automóviles, junto con una serie de escaleras que dan acceso a las plantas
superiores. Las características de diseño más
notables en las fachadas de los bloques fueron las grandes ventanas circulares
y paneles de plástico, que se referían a los frentes de los dúplex de nivel
superior. La parte trasera de los bloques, que
generalmente encierra las plazas ajardinadas y también incluye grandes ventanas
redondas, tenía jardines privados en la planta baja, junto con balcones en los
dúplex de nivel superior y áticos.
La inspiración para el diseño de la disposición de la finca
eran las plazas georgianas de las ciudades de Bath y Edimburgo, mientras que las
grande ventanas redondas estaban diseñadas por James Stirling para reflejar las
raíces marítimas de los habitantes previstos de la finca.
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